FÉLIX ALBO lleva veinte años recorriendo espacios para desarrollar su trabajo. Y cuando decimos "recorriendo espacios" nos referimos a que sus historias se han escuchado en todo tipo de espacios: Bibliotecas Públicas, Centros Escolares, Casas de Cultura, Cafés Teatro, polideportivos, ermitas, iglesias desacralizadas y no, salones de pleno de ayuntamientos, diputaciones, azoteas, barcos, aeropuertos, centros comerciales, gimnasios, antros, orillas del mar y refugios de montaña...
Este bagaje ha hecho que su trabajo sea totalmente adaptable a la mayoría de situaciones siempre que se den unas condiciones mínimas.
A diferencia de los espectáculos de gran formato de desarrollo exclusivo en teatros, los espectáculos de esta sección no han sido diseñados con iluminación, ni escenografía, ni cuentan una sola historia para precisamente dotarlos de esa maleabilidad. Suelen ser un espectáculo más breve a base de una sucesión de historias cortas o medianamente cortas que poseen un hilo conductor o un nexo común que les da el cariz de espectáculo.
Poseen claro está, una estructura, pero ésta no es rígida y sus historias, si es necesario por las condiciones o la atmósfera, pueden variar en orden o incluso ser sustituidas por otras más apropiadas al ambiente o el momento.
La calidad del trabajo es la misma (Félix Albo echa siempre toda la carne en el asador), el público queda también altamente satisfecho. Simplemente la apuesta es distinta en los matices y en el desarrollo.
Por hacer un paralelismo, es como disfrutar viendo una buena película, o una sucesión de buenos cortometrajes. ¿Qué es mejor? Simplemente, son géneros distintos ¿no creen?.
